sábado, 12 de abril de 2008
que tranza ps este es mi primer aporte para el blog no es original mio ni mucho menos ya quisiera yo escribir como este wey Roberto G. Castañeda este cabrón escribe para "El Universal" su columna se llama "Manual para canallas" y bueno esto es lo ultimo que escribió me atreví a robarlo de la manera mas vil después que un compa que se hace llamar VictorFabian me presto su periódico en un dia de weba en la chamba y me recomendó leer precisa mente el "Manual para canallas"... espero les agrade y si no ps nimodo...

“Tienes unas piernotas” dijo aquel sujeto mientras rozaba la rodilla de Liz. “Lo que pasa es que el alcohol y la minifalda son una buena combinación”, argumentó la chica. Luego él preguntó lo de siempre y ella también. Jorge, se llamaba el aún desconocido e invitó el otro cubetazo. Desde su mesa, las amigas observaron a Liz como si fuera una zorra. Ella no las peló. “Tienes una mirada medio perversona”, intentó adularla pero ella ya estaba preguntando por sus amigas. “Ah, una de ellas era mi novia, pero la dejé porque era bien celosa, además de que me puso el cuerno con mi amigo, aunque ellos creen que no lo sé”. Media hora más tarde se besaron y decidieron seguirla en otro lado. Apenas dejaron el bar, buscaron un rincón semioscuro y la furia de la lujuria los envolvió por completo.
Jorge exploró el cuerpo femenino por encima de la ropa. Ella le acarició la nuca y luego lo besó como una mujer vampiro en una película de El Santo. “¿Piensas en ella?”, “¿piensas en si le gustó acostarse con tu mejor amigo?”, “Soy tu venganza, úsame, úsame para olvidarla aunque sea por un rato”, soltó ella como si fuera el uno-dos-tres de un boxeador salvaje. Jorge se excitó aún más. Sólo fueron unos momentos, porque se apartó bruscamente. “¿Por qué me dices todo eso? No ves que todavía la amo... y anda con ese pendejo”. Liz lo miró tan indefenso, tan vulnerable, que por un momento pensó claudicar, pero sus ojos se encendieron con esa malicia que sólo algunas chicas rudas tienen. Entonces pensó que sí él la hubiera abofeteado, como un rebelde hollywoodense, estaría rendida a sus pies. Pero no, lo volvió a mirar y ni siquiera se permitió el lujo de sentir lástima. Sólo dio media vuelta y escuchó un sollozo. Abordó un taxi en la esquina, cruzó las piernas, encendió un cigarrillo y sonrió de la manera más sexy al conductor. Pidió que la llevaran a la Tabacalera, rumbo a casa de su novio, nomás por las ganas de estar con un hombre de verdad, aunque la haya dejado plantada.
Disculparan ustedes que no aia puesto la imagen de una vieja con unas "piernotas" sola en un bar pero es que no encontré alguna digna para el congal...
1 Comment:
chingon relato y ps la neta si falto algo de imagen pero bamos a ver si allamos una
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